Centro de Documentación Publicitaria

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De cuando los creativos sí eran artistas

Un tema recurrente, no exento de discusión inmediata, es aquel que plantea si la publicidad es arte o no. Hay opiniones enfrentadas, con su legión de defensores tanto a uno como a otro lado, y que ahora no abordaremos, si bien desde el Centro de Documentación Publicitaria pensamos que no se deben mezclar ambas cosas, que nada tiene que ver una con otra, aunque es cierto que en determinados casos, la publicidad está tan bellamente ejecutada que puede parecer arte, y en otros, la publicidad forma parte de determinadas manifestaciones artísticas, veáse algunas obras icónicas de Warhol, por ejemplo.

Desde el punto de vista histórico, sí hubo un momento en el que ambas áreas llegaron a confluir de una manera natural y necesaria. Hablamos de la segundad mitad del siglo XIX, cuando las originarias agencias de publicidad, empezaron como vendedores de espacios publicitarios en la prensa, a unas marcas que daban también sus primeros pasos. Llegó un momento en el que los anuncios, todos con un diseño completamente tipográfico, necesitaron destacar entre ellos, tal y como comenzaron a percibir los anunciantes. Se comenzó a trabajar la persuasión en los textos -nacen así los primeros redactores publicitarios- pero seguía siendo insuficiente. Era necesaria la entrada de la imagen. Y es aquí donde los artistas del momento, llegaron a una disciplina novedosa que les aportaba unos ingresos que, en la gran mayoría de los casos, apenas lograban con sus trabajos artísticos, esencialmente la pintura.

Las agencias de publicidad comenzaron a contratar a estos artistas, pintores todos ellos, cuyas obras daban a los anuncios una dimensión nunca vista. Surgen así los primeros directores de arte o creativos, que eran pintores o ilustradores. La ilustración, quedaba así como herramienta imprescindible en la composición de aquellos anuncios.

Hoy, con el fin de recordar aquellos primeros pasos del oficio publicitario, os traemos esta pieza de por aquel entonces: una tarjeta de visita de un "agente de publicidad", en la que como se puede ver, la ilustración forma parte inequívoca del argumentario de venta.