Centro de Documentación Publicitaria

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Panfleto, prospecto, octavilla, catálogo, pasquín, folleto... y el flyer



Otro ejemplo de flyer usado en la Guerra Civil española. Esta pieza original forma parte del archivo del Centro de Documentación Publicitaria

Panfleto, prospecto, octavilla, catálogo, pasquín, folleto. Múltiples denominaciones para nombrar unos soportes publicitarios de naturaleza similar. Y por encima de todos, dado que viene del cielo, el flyer.

Muchas fuentes sitúan su origen en la Segunda Guerra Mundial. Flyer procede de Fly (volar en inglés), denominación que se le adjudicó a aquellas pequeñas hojas de papel que se tiraban desde los aviones estadounidenses con mensajes propagandísticos. Mensajes que podían ir hacia ambos campos de la contienda, en unos casos para animar a las tropas a mantener la confianza en la victoria, y en los otros, para intentar intimidar al enemigo.

Pero al menos el origen de tal modus operandi tampoco es cierto. Quizás la Segunda Guerra Mundial fue el ejemplo de mayor uso, pero no el primero. La propaganda ya caía del cielo desde hacía algunos años. En plena Guerra Civil española, cuando Madrid llevaba más de dos años de asedio y el hambre se había instalado hasta debajo de los adoquines, unos 30 aviones del bando sublevado lanzaron cerca de 180.000 panecillos envueltos en unas bolsas de papel impresas con toda la carga propagandística: “No nos importa lo que penséis, nos basta saber que sufrís y que sois españoles. Todo es mentira en las propagandas rojas, este es el pan de cada día en la España de Franco. El que guardamos en nuestros graneros, para compartirlo el día de la celebración con los hermanos cautivos”. También parece ser que hubo esta otra versión: “No nos importa lo que penséis, nos basta saber que sufrís y que sois españoles. En la España Nacional, -Una, grande y libre-, no hay un hogar sin lumbre ni una familia sin pan”. Esta operación también se realizó sobre otras ciudades. La guerra psicológica había encontrado una nueva herramienta para el sufrimiento. Con el paso de las décadas, el flyer propagandístico sigue siendo una variable más en los conflictos bélicos, tal y como se han podido ver en su uso por parte de Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán. O en la frontera entre Corea del Norte y del Sur, donde el toma y daca de lluvia de panfletos es más que habitual en los últimos años.

Pero también se utilizó en la Primera Guerra Mundial. La propaganda aérea en guerras viene de muy atrás. Papelitos atados a las flechas que se lanzaban al enemigo, campanarios de las iglesias que hacían de plataforma para lanzar cientos de proclamas impresas… Aun hoy muchos misiles y bombas se lanzan con dedicatorias manuscritas aun sabiendo que en caso de tener éxito el proyectil lanzado, tristemente nadie podrá leer aquellos mensajes escritos.

Con los años y el marketing habiéndole echado el ojo al soporte, el flyer tomó tierra y se extendió como un vehículo publicitario barato y cercano para anunciar cualquier tipo de producto, si bien hubo uno que le sigue sacando especial partido, como es el ocio nocturno, donde esta obra gráfica de pequeño formato que informa de fiestas, sesiones de disyoqueis, actuaciones o cualquier otro evento en bares y discotecas. Existe incluso coleccionistas de flyers discotequeros y se han editado numerosos libros dedicados a las posibilidades que ofrece el soporte en cuanto a diseño gráfico y su poder para desarrollar mensajes sencillos, a pesar de contar también algún inconveniente, como es su bajo nivel de respuesta y, a menudo, la segmentación.