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Historia de las marcas

MORITZ

"Pedirse una Moritz es reivindicarse un poco". De esta forma, Albert Castellón, el Director General de Moritz, encaja, en el contexto actual, a la marca de cerveza más antigua que sigue en activo a día de hoy en España. Y es que no se puede entender la Moritz de ahora sin conocer su trayectoria histórica: la construcción de esta marca se basa en el recuerdo que los antiguos consumidores tienen de ésta, a la vez que se intenta adaptar al contexto actual dotándola de valores modernos. Todo sin olvidar el sentimiento de pertenencia a Barcelona y, por ende, a Catalunya. Para que estos atributos de marca cojan forma y tengan sentido, es necesario trasladarse a la segunda parte del siglo XIX.

La historia de Moritz halla su origen en el nacimiento del señor Louis Moritz en Pfaffenhoffen, Alsacia, en el 1830. Éste llega a Barcelona en 1851 y, tras dirigir una fábrica de cerveza en el barrio del Raval, decide fundar e inaugurar la primera gran fábrica moderna de cerveza de la ciudad. Así, Moritz se instalaba en la Ronda de Sant Antoni con Casanova de Barcelona y comenzaba su recorrido, en 1856.

Siguiendo con la trayectoria histórica, debemos detenernos en 1888, año en el cual Moritz fue galardonada con la medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona, en la que se reunían empresas de todo el mundo para mostrar sus productos. Fue también, a finales del siglo XIX, cuando se abrió un local para la venta de esta cerveza, llamado ‘Cervecería Moritz´. Este local se convirtió en un lugar de referencia, e incluso fue utilizado como sede social, a principios del siglo siguiente, por un club de fútbol que con el tiempo se ha convertido en otro símbolo del catalanismo y del deporte, tanto en la ciudad de Barcelona, como en todo el mundo. El club era, ni más ni menos, que el F.C. Barcelona. Así pues, la Cervecería Moritz se convirtió en un lugar emblemático de la ciudad condal.

En 1920, Louis Moritz fallece a sus 90 años. Tras la muerte de su fundador, sus herederos decidieron modernizar la empresa y pasaron a ser una Sociedad Anónima. Durante los diez años siguientes se hicieron grandes inversiones en infraestructuras, y remodelaciones técnicas que permitieron triplicar la capacidad de la fábrica cervecera. Hoy todavía se pueden contemplar los grandes tanques de hormigón construidos en los sótanos de la fábrica.

Moritz, como otras empresas, triunfó autoalimentada por el crecimiento de la ciudad y en los años 30 logró récords de producción y ventas. Tenía en su haber nada menos que el 34% del mercado catalán. Esta consolidación y aumento de las ventas sólo se vio frenado por la llegada de la Guerra Civil, la expropiación y, más tarde, un lento resurgir, pues el nivel de ventas no se recuperó hasta 1947.

Durante los 50 y los 60, Moritz vivió años de expansión porque el consumo iba subiendo. Y el crecimiento fue tan fuerte que la empresa se decidió a comprar terrenos en El Prat porque la fábrica se estaba quedando pequeña. No obstante, las inundaciones de 1962, sumadas a las expropiaciones para canalizar el río Llobregat, tiraron hacia atrás el ambicioso proyecto de desarrollo. Ante estos desafortunados sucesos, Moritz optó por fusionarse, en 1966, con la marca de cervezas belga Lamot, que había montado una gran planta en Parets del Vallès, creando la asociación/empresa "Cervezas Barcelona".

Moritz, pese a ser propietaria de la mayor parte de ésta, termina vendiendo su participación a Banca Catalana en el 1975, ya que la cerveza Lamot experimentó un giro inoportuno en las ventas, a la vez que se manifestaron ciertos problemas financieros. Alrededor del 73, la crisis económica, la bajada del consumo, y demás detonantes propiciaron que los Roehrich, propietarios de la empresa en ese momento, cerraran en 1978. Esta cerveza se dejaba de producir. Era el final de la Moritz. Era la muerte de un producto.

Sin embargo, como cita Stephen King, "un producto puede quedar rápidamente obsoleto; la marca de éxito pervive en el tiempo". Y eso mismo debieron de creer Daniel Roehrich Moritz y sus tres hijos, Jorge, Eduardo y Daniel Roehrich Saport, puesto que en 2004 impulsan un nuevo proyecto que llevaban planeando muchos años, y para el que contratan a un joven Albert Castellón como nuevo director general. Los tataranietos del fundador decidieron resucitar Moritz, convirtiéndola así en la marca de cerveza más antigua de España en activo. No obstante, luchar por hacerse un sitio en un mercado dominado por tres grandes grupos (Mahou-San Miguel, Heineken España y Grupo Damm) supone un gran reto.

Para la fase industrial, optan por recurrir a la Zaragozana, fábrica aragonesa que también es propiedad de la familia, para la fase de producción. Cabe destacar dos detalles técnicos sobre su elaboración: Primeramente, que está confeccionada con agua del manantial de Font D´Or, situado en el macizo de Montseny-Guilleries y propiedad de Vichy Catalán. Y en segundo lugar, que no se utilizan extractos de lúpulo, sino directamente sus flores en infusión (muchas de la variedad checa de Saaz), haciendo que la cerveza sea más aromática. El primer detalle ha sido utilizado por Moritz como todo un distintivo, ya que le aporta a la marca un grado de sofisticación respecto a sus fuertes competidores. El segundo, es quizás otro de los elementos que diferencian a esta centenaria marca de cerveza, del resto.

No obstante, una marca no se desarrolla únicamente con un buen producto, y mucho menos en un mercado tan hostil como el que se encontró Moritz. Así pues, la empresa decide impulsar la recuperación de la antigua fábrica como espacio cultural y museístico, La fábrica, de más de 4.000 metros cuadrados, ha sido renovado por el famoso arquitecto Jean Nouvel y abrió sus puertas en el último trimestre del año 2011. Con esta propuesta, Moritz pretende ir más allá de su actividad industrial y aspira a convertirse en un punto de referencia del tapeo, la gastronomía y el ocio de Barcelona.

Finalmente, es preciso apuntar que los patrocinios han sido fundamentales en su relanzamiento, así como la asistencia a ferias, que ha posibilitado la externalización de Moritz. Actualmente, además de abarcar el 5% del mercado catalán, la marca vende en Reino Unido, EE.UU, Australia, Japón, Nueva Zelanda, y así hasta 17 países, uniendo su marca a la moda Barcelona. La empresa facturó, en 2011, 37 millones de euros, con un ligero aumento pese a la crisis generalizada. No obstante, por ahora la marca se mantiene al margen del mercado español, ya que considera que el contexto actual no es el adecuado para expandirse a todo el territorio nacional. Arrastrando la confrontación entre España y Catalunya, precedida por la época franquista, la marca Moritz ha visto como sus valores catalanistas han sido cuestionados y ha presenciado los intentos de desprestigio por parte de algunos de sus competidores, que aluden a la fabricación de la cerveza en Zaragoza para desacreditar su posicionamiento nacionalista.

Así pues, tras visionar el exitoso recorrido de Moritz, y tal y como apostilla su Director General, esta marca "demuestra que lo local puede plantar cara a lo global porque apela más directamente al consumidor y a su mundo".

Por último, cabe mencionar el abanico de cervezas que la marca Moritz ha producido y distribuido desde sus inicios hasta la actualidad. Las diferentes cervezas de Moritz han llevado los nombres de: estilo Pilsen, estilo Viena, Negra, Famosa (de Fábrica Moritz S.A.) y Eviunis (una cerveza con complejo fósforo-vitamínico muy apropiado para mujeres lactantes y personas con raquitismo, problemas neurológicos o de crecimiento, popular en los años 30 y de venta en farmacias). No sin olvidar la popular cerveza Moritz Epidor, que se podría decir que es la estrella de la casa. Moritz lanzó por primera vez la Epidor en julio de 1923, para hacerse con un lugar en el mercado de las cervezas extra. Ahora, con su recuperación, la marca completa una familia de cervezas para todos los gustos -la rubia tradicional, la sin alcohol Agua de Moritz y la artesanal y sin pasteurizar Alfa-, y con un sello marcadamente barcelonés y de gran calidad. El ingrediente principal de la Epidor es, además del agua del manantial Font D´Or del Montseny, la malta caramelo, que es un producto 100% natural, elaborado a partir de la malta verde. La malta caramelo le proporciona un sabor contundente y un color oscuro muy apreciado por sus consumidores. Pensada para disfrutar en boca más que no como una bebida puramente recreacional, la Moritz Epidor contiene un 7,2% de alcohol en volumen y está especialmente recomendada para acompañar platos de gusto intenso como los quesos o embutidos.







Esta historia de Moritz ha sido elaborada por Òscar Berruezo para lahistoriadelapublicidad.com en exclusiva y revisada por Sergio Rodríguez.

Òscar Berruezo ha utilizado estas fuentes:

-hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2006/03/09/pagina-5/46663389/pdf.html
-moritz.es/atlasHistorico/web/
-maltexco.com/productos/maltas-especiales
-coleccionismocervecero.blogspot.com.es/2012/05/moritz.html
-m.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/resucito-anos-mas-tarde-1428473
-barcelones.com/actualidad/moritz-epidor/2009/05/
-botellasserigrafiadas.blogspot.com.es/2011/11/cervezas-moritz-la-resurreccion-de-una.html
-palmpower.com/issues/issue199903/editorial0399001.html
-drpublicidad.com/2012/06/
-cotizalia.com/en-exclusiva/2011/cervezas-moritz-relanzar-marca-extinguida-20110624-70311.html
-elpais.com/diario/2011/11/30/catalunya/1322618851_850215.html
-expansion.com/2011/05/09/catalunya/1304923789.html?a=f3f5b54613eb2433d6c173c7a37b1759&t=1341097940